¡Uy! El arte

19 de enero de 2024

¡La Habana también tiene su Cristo!

Greta Romero Historiadora del Arte y actriz

Muchas ciudades del mundo -hasta las más impensadas- cuentan con una escultura monumental de Cristo, como símbolo de amparo y redención. ¿Quién no conoce el Cristo del Corcovado, en Río de Janeiro (Brasil); o el Cristo de la Concordia, en Cochabamba (Bolivia), considerado durante años el más alto del mundo aunque no ostente ya ese récord? México posee hasta un impactante Cristo Roto, entre otros tantos; Italia esconde en las aguas de la bahía de San Fruttuoso su Cristo del Abismo y la localidad de Maratea exhibe su estilizado Cristo Redentor; Vietnam evoca la paz y la reconciliación mediante su Cristo de Vung Tau… y ni hablar del Cristo Redentor de los Andes (ubicado en la frontera entre Chile y Argentina), al que las personas acceden gustosas a pesar de lo peligroso que resulta el camino para llegar hasta él. Resulta que Cuba –este pequeño puntico en el mapa-, también ostenta orgullosa su Cristo de La Habana, desde diciembre del año 1958. Pero… ¡hagamos un poquito de historia!

jilma madera
El Cristo de La Habana

Algunos aseguran que una de las principales promotoras de la construcción del Cristo de La Habana, fue la Primera Dama de entonces Martha Fernández Miranda, esposa del ex presidente Fulgencio Batista, quien participó en la recaudación de fondos para sufragar la obra. Luego se convocó a un concurso para la realización del Cristo, y el proyecto ganador fue el de la escultora cubana Jilma Madera (Pinar del Río, 1915 - La Habana, 2000), quien propuso un Sagrado Corazón, o sea, la figura de Cristo, con una mano en alto, bendiciendo, y la otra descansando sobre su pecho.

jilma madera, cristo de la habana
Jilma Madera

Jilma viajó a Italia y allí atendió cada detalle de su construcción en mármol blanco de Carrara, necesitándose en total 600 toneladas de ese material. Siendo Cuba un país de tanto mestizaje racial, decidió que los labios del Cristo habanero fueran gruesos; mientras que las cuencas de sus ojos las dejó vacías para dar la impresión de mirar a todos. Finalmente, la escultura fue trasladada a Cuba en 67 piezas, no sin antes recibir la bendición del Papa Pío XII. Una vez ensamblada en La Habana, alcanzó los 20 metros de altura, sobre un pedestal de 3 metros, dentro del cual Madera confesó haber colocado periódicos y monedas de oro de la época. La artista, haciendo alardes de precaución, decidió traer a Cuba un bloque de mármol adicional, siendo muy acertada su decisión, puesto que lo necesitó en 1961 para reconstruir la cabeza del Cristo, luego de que un rayo la perforara. No obstante, en años siguientes, las descargas eléctricas continuaron causando estragos –afortunadamente enmendados- en la obra, hasta que se decidió dotarla de un pararrayos.

cristo de la habana
Vista trasera del Cristo de La Habana

Y así, desde aquel ya lejano 1958 hasta la actualidad, se encuentra el Cristo de La Habana realizado por Jilma Madera, en la colina de La Cabaña, en el poblado de Casablanca, del municipio Regla, bendiciendo desde lo alto la bahía de La Habana y gran parte de la ciudad… y, por supuesto, acompañado por cientos de cubanos y extranjeros que, cada día, van a visitarlo.

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